Comenzó su carrera en el Real Zaragoza, club del que era canterano, y donde jugó 11 temporadas en sus diferentes categorías. “Yo no sé si mi padre quería que fuera jugador de Nacional, pero sé que me regaló algo que me cambió la vida para siempre: una camiseta blanca, con cuello y puños azules y con un escudo en el pecho”.