En ese momento Highbury podía albergar alrededor de 30 000 personas y 57 000 hasta los primeros años de los 90. El Informe Taylor, dictado por el gobierno de Margaret Thatcher para erradicar el fenómeno del «hooliganismo» y mejorar la seguridad en los estadios, a raíz de la Tragedia de Hillsborough y las regulaciones de la FA Premier League forzaron al Arsenal a tener que poner asientos en todo el estadio en 1992, reduciendo su capacidad a 38.500 personas y eliminando las tribunas populares.