Partiendo de la base de que en la actualidad toda nuestra actividad vital supone una fuerte huella ecológica en el planeta, es lógico que la organización de un evento a escala planetaria suponga un asombroso consumo energético. La primera viste a la albiceleste de forma ininterrumpida desde 2001, mientras que Nike se encarga de la ropa de la selección gala desde 2011 (cuando sustituyó a Adidas).