Debutó en el partido inaugural en el Stadio di San Siro en Milán, siendo derrotado 1-0 por Camerún; Francois Omam-Biyik fue el artífice del único tanto. El partido estaría signado por la violencia por la cual los “leones indomables” ejercían a los jugadores argentinos, incluso terminando con dos jugadores expulsados. Una vez consumada la desafectación, arreciaron las versiones: como Valdano y Maradona habían sondeado a jugadores de otras selecciones para pedir una distribución más equitativa de los ingresos del Mundial, se dijo que la FIFA había presionado, y también hubo comentarios de su negativa a contribuir para el viaje de barras a Italia.